PREGUNTA PROBLEMA
Cómo desde el rol de investigador-evaluador curricular en una institución educativa se debe manejar en forma profesional los aspectos éticos?
Abrieron la discusión en este foro, de fecha 03/04 de 2015 los siguientes especialistas:
FERNANDO GÓMEZ PATIÑO
El manejo de la ética en la
investigación educativa se constituye en un aspecto relevante para el
investigador evaluador. Las consideraciones conceptuales sobre el papel de la
ética deben ir de la mano con el bagaje etimológico y científico de la
acción investigativa.
Ha sido muy oportuna la lectura
de “la ética en la evaluación”, ya que ha permitido seguir enriqueciendo el
referente conceptual frente al proceso de investigación y nos da luz sobre una
realidad que nos espera en nuestros contextos.
Las cuestiones éticas son
consideradas, la mayoría de las veces, como algo secundario en la práctica, ya
que no se encuentran definidas con pautas establecidas, dejando que cada
evaluador, con base a una referencia, establezca y siga sus propios criterios
éticos (Eisner, 1998).
Desde esta perspectiva y
atendiendo las ideas relacionadas con el manejo de la información, el juicio de
Becker cobra fuerza al plantear que “…el problema no consiste en evitar dañar a
personas, sino en decidir a qué personas dañar”. Si el evaluador no sigue unos
parámetros éticos; sino que valora de acuerdo a criterios viscerales, la decisión de “dañar” o mejor,
evaluar podría estar arraigada en la subjetividad del evaluador.
En este punto, surge este
interrogante: ¿es objetiva una investigación en la que el evaluador considera
los principios éticos como carentes de importancias en concordancia con la
acción de recabar información para emitir juicios de valor?
A la luz de lo leído, para
acercar nuestro trabajo de investigador-evaluador a criterios de eficiencia y
eficacia es necesario considerar los principios éticos vinculados a la
evaluación. Comulgar con MacDonal (1977) es un buen punto de partida para
demandar información que permita la
evaluación. Trabajar bajo los principios de confiabilidad, negociación y
accesibilidad permitirían ganar la confianza de los actores implicados en el
proceso y acceder a información veraz
con mayor certeza. Esto bajo un pacto de
acuerdo en el que las partes se sientan cómodas haciendo un trabajo para
un bien común.
ADRIANA FONTALVO FONTALVO
Pienso
que antes de iniciar un proceso de evaluación dentro de la escuela, se hace
necesario tener en cuenta cómo va a estar inmersa la ética dentro de ésta;
puesto que vamos a tratar con individuos, así como lo afirma MAC DONALD (1977),
"esta cuestión tiene especial importancia porque las descripciones de los
sujetos de evaluación siempre conllevan consecuencias sociales". Lo que
nos pone a pensar en que nosotros como ivestigadores evaluadores debemos tener
las herramientas necesarias para llevar de manera adecuada el flujo de
información.
Dentro del texto, nos muestra que
uno de los problemas morales en la investigación que pueden encontrar los
evaluadores es el uso de la información aportada por la evaluación pero no
prevista. Nosotros como investigadores nos corresponde estar abiertos y atentos
a este tipo de información, tenerla de base y a partir de ella realizar las
aportaciones necesarias para la mejora de situaciones. Manejaríamos ésta de
manera muy cuidadosa, mencionando lo que se viene dando pero de manera muy
general, lo que nos lleva a tener la información, manejarla y de allí emprender
acciones para su mejora.
LUISA VENCE PÁJARO
Hola Compañeros, reciban un fraternal saludo.
Los invito a que reflexionemos
sobre ¿Cómo desde el rol de investigador- evaluador curricular en una instancia
educativa se debe manejar en forma profesional los aspectos éticos?
Desde mi punto de vista, esto se debe manejar
a través de las tres fases [1] propuestas por MacDonald (1978):
La fase descriptiva que “podría
consistir en que los profesores se consideraran así mismos como fuentes de
datos, dado que llevan consigo un bagaje acumulado de experiencia práctica. Sin
embargo para poder basarse en esa experiencia necesitan que se les estimule a ser más autoconscientes (y autocríticos) al
informar sobre su práctica”. Una forma de lograr esto en nuestro contexto, por
ejemplo, sería proponerles a los
docentes hacer una autoevaluación en el
área de gestión académica al proceso de gestión de aula, basados en la
guía para el mejoramiento institucional M.E.N(2008), específicamente al
componente de evaluación en el aula[2]. Luego, que entre compañeros más
cercanos o pares graben sus prácticas de
aula y a través de una rúbrica (previamente diseñada y conocida por todos)
analicen, evalúen y reflexionen al respecto de dichas prácticas. Todo lo
anterior, con el fin que contrasten los resultados de ambas evaluaciones,
empiecen a emitir juicios “autoconscientes” sobre su práctica, a “ser más autocríticos”
y por ende a orientar su proceso en la toma de decisiones dentro de los
criterios mencionados por Weiss(1995) validez, confiabilidad y objetividad .
Fase anecdótica: “Que representa
el paso hacia los informes de los profesores sobre su propia actuación y la
recogida de información sobre incidentes críticos” (p290). Cuando se estimula
al docente a reflexionar sobre su quehacer pedagógico, es más factible que
acceda a dar información sobre su actuación.
Fase de crítica educativa formal:
“Que lleva consigo procedimientos formalizados de investigación y deliberación”
(p290).
Referencias bibliográficas:
[1] McCormick, R. y James, M. (1996). Evaluación del
Curriculum en los centros escolares. La ética en la evaluación. Traducción por
Pablo Manzano. Madrid: Ediciones Morata. (p290).
[2] Ministerio de Educación de Nacional.(2008). Serie guías
N°34: Guía para el Mejoramiento institucional. Bogotá D.C. Colombia. (pp106
-132)
De antemano, muchas gracias por leerme.
Luisa Vence
ROSANA GÓMEZ PATIÑO
El debate abierto sobre las
cuestiones éticas en torno a las formas de investigación educativa enfrenta
muchas problemáticas en cuanto al acto
evaluativo en su dimensión de lo ético, pues se pone en juego situaciones como
el derecho a la intimidad y conocimiento del público.
Generalmente, las conclusiones
del resultado de la investigación están proporcionadas en un aspecto de rigor
moral en la manera de hacer frente a la responsabilidad de facilitar un
servicio de información a la comunidad. Es muy cierto, y casi improbable
que se pueda realizar una evaluación sin
que dañe a individuos o grupos.
La comprensión textual de este
apartado nos da a entender que el solo hecho de poner públicamente información
deja en posición desfavorable a ciertos grupos. En el campo docente, los que
llevan a cabo procedimientos investigativos o estudios de caso tienen que estar
convencidos de que los beneficios generados de la misma superen los perjuicios
del momento.
Así lo expresan, Becker (1970) “el problema no consiste en
dañar a las personas, sino en decidir a qué personas dañar”. Otros como Stephen
House (1982) manifiesta que este tipo de información” no solo pone en peligro
las relaciones personales, sino que modifican el equilibrio de poder.
Cabe resaltar una serie de
cuestionamientos señalados por McDonald y Walker, (1977) que surgen en torno a
los estudios de casos que han de tenerse en cuenta a la hora de planificar y
hacer un trabajo de investigación y
evaluación a la comunidad educativa, se mencionan a continuación:
• A quienes corresponden las
necesidades e intereses a los que responde la investigación?
• Quién es el propietario de los
datos (el investigador, el sujeto o el patrocinador?)
A manera de respuesta, Simons
(1977) establece procedimientos para que los profesores lleven a cabo
evaluaciones en la escuela: “el evaluador no informará a nadie ni examinará
documentos pertinentes respecto a una persona concreta sin su debido
consentimiento” “quienes faciliten datos
para la evaluación deben mantener el control respecto a los destinatarios de la
información”.
En mi opinión, creo que la forma
de manejar los aspectos éticos de manera profesional en la institución
educativa para el desarrollo de las investigaciones tiene que ver con el
cumplimiento en rigor de ciertos criterios (los más esenciales) dentro de los cuales están la escogencia
respetuosa y justa de los participantes en las investigaciones sin prejuicios
personales o preferencias. Los riesgos para los participantes deben ser
mínimos, no superiores a los beneficios
potenciales. Debe haber un consentimiento de parte de los individuos si éstos
van a ser objeto de investigación, además de proporcionarles protección a su
privacidad